El
gobierno de Mariano Rajoy ha inyectado 115 mil millones de € de dinero público
a los bancos para evitar su desplome, con la excusa de que el motivo principal
es que los bancos faciliten crédito a empresas y particulares. De momento el
dinero inyectado está siendo utilizado para saldar las deudas de los propios
bancos, y ni empresas ni familias están percibiendo céntimo alguno. España está
estancada, ni produce ni genera, y así hemos entrado totalmente de lleno en la
“época del descrédito”.
Como ya viene siendo tónica habitual, España sigue siendo
motivo de crítica y tristeza. La democracia en nuestro país es insuficiente,
quizás podría decirse que inexistente (en términos de participación), pero no
contentos con esto en España se viola a la constitución de forma vergonzante
cada día, es, ya, un acto de normalidad entre nuestros gobiernos, pero ni el
pueblo ni sus mandatarios dan importancia alguna a algo tan “banal”.
Los impuestos estipulados por la constitución española
deben ser progresivos, es decir las familias o personas que dispongan de una
mayor renta deben abonar más impuestos, pero esto es una gran falacia, en
España los impuestos son regresivos. En nuestro país quién más tiene no paga;
evade, engaña, comete fraude, estafa, y se queda con la mayor parte.
El dinero en España sobra, o por lo menos estamos
percibiendo constantemente indicios sobre ello. Hablemos de los famosos
“paraísos fiscales” en donde las grandes personalidades económicas del país cometen
fraude fiscal, evasión de impuestos, y todo ese dinero, que debería aumentar el
PIB del país e incentivar la reactivación de
España, se camufla y viaja fuera de las arcas del Estado. Los gobiernos no
tienen la potestad ni el suficiente valor como para poner fin a está auténtica
desfachatez, solo por ese abuso de poder de
los “poderosos financieros”, que debido al nefasto sistema político económico, “controlan”
las decisiones de los gobiernos.
Para entrar en profundidad en el problema de la liquidez
en España, debemos hacer una clara referencia a esa famosa frase que es, ya,
una auténtica muletilla nacional, esa de que “hemos vivido por encima de
nuestras posibilidades”. Puede que ésta afirmación tenga algún tipo de veracidad, pero existen responsables con unos porcentajes de
culpabilidad diferentes. Los créditos que abonaban los bancos a familias han
supuesto un incremento de la deuda familiar en España, ocurre lo mismo con las
empresas, que también han pagado las consecuencias del endeudamiento, ¿pero
solo las empresas y particulares son culpables en este asunto?
Los activos de los bancos (sus inversiones), son
infinitamente superiores a sus pasivos (ingresos), con lo cual podemos asemejar
a los bancos con esas familias o empresas que se han endeudado pidiendo crédito
a estos, donde ellos a su vez, para sanearse y cuadrar sus balances, han pedido
créditos a los famosísimos “mercados”. He aquí el verdadero problema del país,
los encargados de instaurar la fluidez al sistema se han endeudado por encima
de sus posibilidades en un ejercicio de ambición de poder y enriquecimiento
desmesurado, lo que supone un acto de tremenda irresponsabilidad.
Aun así, curiosamente los únicos que han recibido ayuda
han sido los bancos, ayuda por parte del Estado que ha inyectado más de 115 mil
millones € de dinero público, y por parte de Europa (Banco central Europeo) que
también ha ingresado a los bancos ayudas con fondos de dinero público, aportado
por cada uno de los países de la Unión Europea, en base al PIB de cada país
(España aporta el 8,4%). Ni las empresas, ni las familias han percibido ni una
sola ayuda, solo recortes y subidas estratosféricas de impuestos, incluso el
dinero aportado por el Estado a los bancos, que en un principio era para dar
crédito a empresas y particulares, ha desaparecido, y está siendo utilizado
para saldar la deuda de los propios bancos con los mercados. INTOLERABLE.
España no produce, está estancada, la deuda del Estado
asciende ya a 3.962 mil millones € y el PIB del país en 2011 fue de 1.073 mil
millones €, es decir, España debe cuatro veces más de lo que produce, y de esta
manera es totalmente un quimera pensar que será factible poder saldar la deuda,
en realidad se trata de un rotundo imposible.
España debe ser capaz de producir incentivos, si no hay
incentivos no existe crecimiento y es imposible arrancar de una situación que
está sumiendo al país en un auténtico y profundo abismo. El dinero inyectado a
los bancos para que llegase a las empresas o particulares, como hemos dicho
antes, ha desaparecido. Las empresas, que son las encargadas de generar incentivos
y riquezas para el país y aumentar así el PIB, están desahuciadas sin acceso a
créditos, anulada por completo su capacidad de crecimiento, y, como hemos
manifestado, sin crecimiento es imposible que se genere y se produzcan
incentivos.
Los bancos han bloqueado incluso las posibilidades de las
llamadas “líneas de descuento” para las empresas, es decir, imposibilitan a
estas poder cobrar pagarés y les priva de tener liquidez, esto deriva en la
inexistencia de dinero en el sistema. El dinero es la gasolina del motor de un
sistema financiero que presenta multitud de agujeros, y sin él éste se
paraliza, se vacía el depósito. Las empresas quiebran, hay expedientes de
regulación de empleo, concursos de acreedores, despidos, y entramos en un bucle
que no hace otra cosa que llevar al país al caos más puro y absoluto.
El verdadero problema es que solo somos clínex en manos
de unos pocos que manejan el sistema. Los bancos están más preocupados por
sanear sus deudas, que de sanear o dar créditos a empresas o particulares, y lo
más impactante es que el gobierno les está inyectando dinero público (nuestro),
y ellos lo están utilizando para sanearse. La situación es esperpéntica. A ver si lo entiendo, los bancos están
desahuciando a familias y personas, les están quitando todas sus pertenencias y
ellos con el propio dinero de esas familias se están saneando. ¿Pero en donde
vivimos? ¿Qué disparate es este?
No contentos con este tremendo insulto a la inteligencia
y a la dignidad de las personas, los entidades financieras son ayudadas por
Europa mediante el Banco central Europeo, que también ha inyectado dinero a los
bancos “privados” españoles. Estos fondos son también de dinero “público”, es
decir, nuevamente los bancos vuelven a recibir más incentivos “públicos” por
parte de Europa, pero con una “durísima” condición; Europa obliga a los bancos
a comprar deuda al Estado.
Centrémonos, Europa presta liquidez a los bancos a
razón del 1% de intereses, y luego los bancos compran deuda al Estado a razón
del 7%, de ésta manera los bancos siguen haciendo negocio e ingresando dinero
del propio Estado, que con dinero público enriquece aun más a estas entidades. ¿Qué
estamos haciendo? Esta situación es totalmente inaudita. Parémonos a pensar, las
familias se han endeudado y las están desahuciando, les están quitando sus
casas, las empresarios están cerrando sus empresas, están despidiendo a
trabajadores, y a los bancos se les está ayudando, se les ha rescatado con el
propio dinero de estás familias y empresarios.
Es una realidad que si el sistema bancario cae en su
totalidad, también caerían nuestros ahorros y ello supondría una auténtica
debacle nacional, e incluso mundial, pero el rescate a las entidades
financieras debe ser controlado. Si a los bancos se les está rescatando con
dinero público, debe ser el poder público quién gestione a estas entidades, por
lo menos mientras este dinero público se encuentre en sus arcas, pero lo que
está ocurriendo es que los bancos están controlando a los gobiernos, los
famosos mercados financieros son los que marcan las pautas y esto es el mundo
al revés.
El gobierno y los políticos, con su pasividad y su
permisividad, han creado las condiciones idóneas para que se produzca una
sublevación ciudadana, si ésta ocurre que no se extrañen por ello. El gobierno
está ejerciendo la “violencia”, esa violencia institucional, esa violencia que
es el caldo de cultivo para que brote la frustración, para que emane el cabreo.
El gobierno en última instancia es el responsable de ésta situación, motivada
por la nefasta política de austeridad engañosa y sus estratosféricos aumentos
de impuestos.
España, y sus ciudadanos debemos plantearnos reflexiones
serias: ¿Quién manda la economía o la política?, ¿De quién es el país de los
mercados o de sus ciudadanos? Hasta que la política o los ciudadanos no les
demos ordenes a la economía, estamos en un punto muerto permanente, no solo en
un punto muerto, nos estamos deslizando con rapidez hacía el precipicio, y no
estamos haciendo nada para impedirlo.
A España no hay fuerza política que la arregle, ninguna,
absolutamente ninguna. La ciudadanía se debe organizar y obtener poder (porque
en política debemos hablar de poder), para enfrentarse al otro poder
(gobiernos), mediante programas, propuestas, de manera sería, como un poder
constitucional. En el fondo el debate está ahí, entre los del banco central
(los de los recortes), o los recortados, ese es el verdadero duelo.
Sí, nosotros somos los que debemos implicarnos, ya está
bien de callarnos, dejemos de ser súbditos, actuemos, tenemos que levantarnos
del sillón, dejar de acatar ordenes e imponernos.
En este momento me viene a la
cabeza el ejemplo de una mujer de color llamada Rosa Parks que quedó muy grabado
en mi mente y me causó una gran emoción. Rosa Parks, una costurera de
Montgomery, no se levantó de su asiento en la guagua cuando subió el hombre
blanco, en lugar de ir a dormir a su casa, durmió en comisaría. Rosa Parks con
esa semilla fue la que movió todo el boicot a las guaguas por parte de los
negros en Alabama. Rosa Parks fue la que hizo que un señor llamado Martin
Luther King, organizará una marcha en Washington y dijera esa histórica frase:
“He tenido un sueño”. Rosa Parks, con aquella pequeña semilla, fue la que hizo
posible que un día un hombre negro firmara como presidente de los Estados
Unidos de América. Que nadie lo olvide, si somos millones los que damos un
pequeño paso, daremos un gran salto, sino seguiremos en las manos de unos
cuantos que tienen el gran dominio del Mundo.
Alfredo León
Twitter:@fefifredo