miércoles, 26 de septiembre de 2012

Rescate en Corruptolandia.


En los últimos días se ha hablado mucho del rescate que Alemania podía proporcionarle a España. Rescate que ha sido rechazado verbalmente por el ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble: “España no necesita un programa. España está en el camino correcto y lo que necesita es la confianza de los mercados". ¿Pero se encuentra realmente España en el camino político correcto?.

España no necesita un rescate económico. Necesita una profunda reflexión, una de esas tan profundas que sacudan los cimientos del abominable e ineficaz sistema político español. Nuestros políticos, dirigentes y administradores, tanto públicos como privados, han aniquilado por completo la confianza ciudadana, que no era muy elevada, todo sea dicho. Sus actos impuros, ineficaces, faltos de claridad y transparencia, con un sentimiento de honradez nulo, y un alto grado de corrupción han hecho perder a los españoles la confianza hasta en su propio país, que se desmorona y pierde peso segundo a segundo.

España no necesita, ni debería recibir ni un solo céntimo más sin que haya una fuerte y profunda restructuración de su sistema político y económico. Un sistema que hoy en día se encuentra en manos de una burda oligarquía política, aliada con la económica y financiera, con una nula participación ciudadana real en las decisiones políticas.

Es de elevada importancia no seguir con un plan basado en las ayudas económicas y financieras, esto lo único que provocará es un mantenimiento de la crisis y un gran endeudamiento para España y los españoles durante generaciones. El gobierno español tiene la obligación de replantearse un modelo político nuevo, debe afrontar la renovación de la administración de unas comunidades autónomas y ayuntamientos, que se encuentran sumidos en la más honda miseria, con situaciones de bancarrota y completamente descontrolados.

La clave del futuro de España reside en este crucial cambio de modelo. Las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público (234.000 millones frente a 118.000 del Estado en 2011). Y a esto le debemos de sumar 23.000 millones en Seguridad Social. Todos estos gastos en unas situaciones de total descontrol, despilfarro y corrupción totalmente desproporcionadas e intolerables.

La crisis del país nada tiene que ver con unos salarios demasiado elevados (un 60% de la población gana menos de 1.000€ al mes) ni unas pensiones altas (la pensión media es de 785€, que viene a ser el 63% de la media de la Unión Europea). En España tampoco falta talento, ni capacidad emprendedora, ni mucho menos existe ausencia de creatividad. Tenemos grandes profesionales, artistas, ingenieros, pensadores, médicos, e incluso gestores de un excelente nivel.

La enfermedad de España no es otra que su modelo de Estado, totalmente inviable, acabado, insostenible, fuente de toda corrupción e ineficacia. Un modelo impuesto por una oligarquía de partidos con ayuda de las oligarquías económica y financiera y para más inri con el poder judicial a su servicio y control. En España la separación de los poderes es inexistente, la independencia del poder judicial una quimera, los diputados no representan en absoluto a los ciudadanos, solo son marionetas de los partidos, puestos a dedo, o por intereses personales u colectivos. Porque representan una cara conocida u amable que supone “votos”, porque en eso se basa el sistema político y de Estado español, en “votos”. España no tiene ciudadanos, tiene “votos”. Seamos sinceros, somos “votos” en manos de un sistema y un gobierno que día a día vulnera más nuestros derechos, y nuestra sociabilidad.

Toda esta situación, irrisoria e incomprensible, deriva en la aparición de una economía sumergida que llega a suponer un 20% del valor del PIB (Producto Internacional Bruto) y que frena y ralentiza las competencias, la eficacia, el crecimiento y el desarrollo del país. Además desvía y resta importantes recursos que pudieran ser utilizados para la financiación de la educación y la sanidad, pilares básicos en un sistema de bienestar social.

Como ya he expresado en anteriores ocasiones, es un gran error enfocar las ayudas para España hacía los bancos ya casi en bancarrota, a la deriva más profunda y sumidos en una politización absoluta. El gobierno se ha comprometido a destinarle a la CAM 16.000 millones de dinero “público” en lugar de cerrarla. En Bankia 23.000 millones y ya el Ejecutivo le ha ingresado 5.000 millones urgentes para cubrir sus pérdidas, en lugar de cerrarla, y con unas formas tan sospechosas y extrañas que despiertan todo tipo de suposiciones y recelos.

¿Por qué se ha utilizado el dinero “público”, perteneciente a todos los españoles, en lugar de esperar a que los fondos de la Unión Europea llegaran? ¿Quizás porque no interesa lo más mínimo que la Union Europea investigue a los bancos, y sus cuentas?.

El gobierno no se preocupa ni lo más mínimo de su país, que en realidad lo formamos todos los ciudadanos. Solo se preocupa de inyectar liquidez a los bancos, e imponer duros recortes sociales o subidas brutales de impuestos. Estas condiciones son insostenibles para el ciudadano de a píe que ve como día a día se desmoronan sus derechos sociales, y se minimizan sus posibilidades de crecimiento individual y familiar, que es prácticamente un imposible.

Se debe hacer algo más en España que recortar en gasto social, que de todos modos está situado muy por debajo de la media de la Unión Europea. Existen gastos más superfluos y menos relevantes que se pueden eliminar. Además, en España los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio seno del gobierno, que la conclusión más razonable es que este tipo de personas tan venales y deshonradas no pueden ni tienen potestad alguna para manejar el dinero de Europa a sus anchas.

No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales (con continuas y elevadas pérdidas mensuales), 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.

Pero lo más asombroso, inexplicable e inaudito es que España se está gastando el doble de lo que ingresa: 101.000 millones en gasto frente a 52.000 millones de ingreso en Julio de 2012. Y precisamente todo esto para poder financiar el despilfarro regional, autonómico y de ayuntamientos que está evaporando a España, y llevándola a una situación de caos absoluta. El tema del déficit es algo que roza lo irreal y la más pura ciencia ficción, e ilustra con claridad la credibilidad del gobierno español. El déficit real de España en 2011 puede estar por encima del 11%, y en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa; INCREÍBLE pero cierto.

En definitiva, es totalmente frustrante y triste que a causa de un sistema incompetente, oligárquico, nepotista y corrupto se aniquile tanto talento, creatividad y capacidad emprendedora, y que nuestros jóvenes tengan que buscar un futuro lejos de las fronteras españolas. Éste sistema nos esta abocando a un reparto de riquezas totalmente injusta y desequilibrada, la fuerte clase media española está siendo totalmente fusilada. No es que el problema de la crisis de España sea una falta de voluntad de trabajo, para nada, el único y principal problema del país es la existencia de un “sistema corrupto e ineficiente” que nos está llevando al más profundo abismo. La solución de España pasa por un cambio radical del sistema político, todo lo contrarío solo nos llevará a disponer de una casta política manifiestamente incompetente y corrupta que nos arruine, como ya lo está haciendo, para varias generaciones.


Alfredo León
Twitter:@fefifredo